Felipe Melià Bernabeu

Felipe Melià Bernabeu: Un Comediógrafo Valenciano en el Exilio

Felipe Melià Bernabeu (Valencia, 1 de enero de 1898 – Distrito Federal, México, 1973) fue un destacado comediógrafo valenciano cuya obra y vida se vieron profundamente marcadas por los convulsos acontecimientos del siglo XX. Con una producción en valenciano de alrededor de quince obras, Melià Bernabeu logró dejar una huella indeleble en el teatro valenciano de los años 1930, aunque su vida estuvo llena de desafíos, especialmente durante y después de la Guerra Civil Española.

Primeros Años y Producción Teatral

Felipe Melià Bernabeu nació en Valencia el primer día de 1898. Desde joven, mostró un gran interés por el teatro, un arte que florecía en la rica cultura valenciana de la época. Su matrimonio con la actriz Josefina Tàpias y Martínez, quien trabajaba para la prestigiosa compañía teatral de Margarida Xirgu, le permitió estar inmerso en el vibrante mundo del teatro.

Su obra más popular y apreciada, «¡Pare usted la burra, amigo!», se estrenó en el Teatro Moderno de Valencia el 2 de mayo de 1928. Esta farsa valenciana en dos actos, escrita en prosa, destacó no tanto por su perfección ortográfica, sino por los efectos fonéticos de sus diálogos, los cuales resonaban profundamente con el público valenciano de la época.

Además de escribir en valenciano, Melià Bernabeu también produjo obras en castellano, utilizando la comedia como su principal estilo. Entre sus obras en castellano destacan «Guiñapos», estrenada en 1938 en la sala Romea de Barcelona, y «No jugar con el pueblo», que fue premiada en 1938 en un concurso convocado por la Comisión Interventora de Espectáculos de Cataluña. Estas obras reflejan su versatilidad y habilidad para capturar la atención del público a través del humor y la crítica social.

La Guerra Civil y el Exilio

La Guerra Civil Española (1936-1939) marcó un punto de inflexión en la vida de Felipe Melià Bernabeu. Durante el conflicto, continuó trabajando en el ámbito teatral, destacando en esta época obras como «Aún queda solo en la torreta», «Jugando, jugando», «El malcarat», «Pobrets; pero honraditos!», «Patrones y Proletarios», «Risas» y «El médico improvisado». Estas obras reflejan no solo su talento como dramaturgo, sino también su compromiso con las cuestiones sociales y políticas de su tiempo.

Sin embargo, al término de la guerra, Melià Bernabeu se enfrentó a la dura realidad del exilio. Logró llegar a Francia, pero fue internado en un campo de concentración durante un breve período. Afortunadamente, el 1 de diciembre de 1939, consiguió embarcar en el «De Lassalle» desde el puerto de Burdeos con destino a la República Dominicana. El 19 de diciembre de ese mismo año, llegó a Ciudad Trujillo, donde se vio obligado a trabajar como temporero en una plantación de patatas en “El Corral de los Indios”.

Durante este período, su esposa, Josefina Tàpias, había conseguido llegar a Argentina. A pesar de sus intentos por reencontrarse, enviándole incluso un cheque para facilitar su traslado, Felipe Melià no hizo ningún movimiento al respecto. Finalmente, en 1941, con la ayuda de Carlos Esplá, secretario de la Junta de Auxilio a los Republicanos Españoles, Melià Bernabeu llegó a México, donde se integró en la Casa Regional Valenciana.

Vida en México

La vida de Felipe Melià Bernabeu en México no fue fácil. Trabajó en diversos oficios, incluyendo en una imprenta como corrector de pruebas. A pesar de las dificultades, logró mantenerse activo en la comunidad valenciana en el exilio, contribuyendo a la preservación de la cultura y las tradiciones valencianas en su nueva patria.

En México, su figura fue recordada como la de una persona delgada, aseada y solitaria, que disfrutaba de fumar y tomar café. Aunque su vida en el exilio fue difícil y en gran medida solitaria, aquellos que lo conocieron lo describieron como un hombre digno y resiliente, cuya pasión por el teatro nunca disminuyó.

Legado Teatral

El legado de Felipe Melià Bernabeu es una mezcla de su contribución al teatro valenciano y su resistencia ante la adversidad. Sus obras en valenciano, aunque relativamente pocas en número, capturaron el espíritu y la idiosincrasia de su pueblo, utilizando el humor y la sátira para reflejar las realidades sociales de su tiempo.

«¡Pare usted la burra, amigo!» sigue siendo una de sus obras más recordadas y celebradas. Esta pieza, una farsa valenciana en dos actos, no solo destacó por su popularidad en su época, sino que ha perdurado como un testimonio de su talento para el diálogo y la creación de personajes vibrantes y memorables.

Además, sus obras en castellano, como «Guiñapos» y «No jugar con el pueblo», demostraron su capacidad para abordar temas más amplios y universales, utilizando la comedia como una herramienta para la crítica social y política. Estas obras reflejan su habilidad para conectar con el público a través del humor, al tiempo que ofrecían una reflexión profunda sobre las injusticias y desigualdades de su tiempo.

Reflexiones Finales

Felipe Melià Bernabeu fue un comediógrafo que, a través de su obra, ofreció una ventana a la vida y las luchas de su tiempo. Su capacidad para utilizar el teatro como un medio para la crítica social y su compromiso con la cultura valenciana lo convirtieron en una figura clave en la historia del teatro valenciano.

Su vida en el exilio, marcada por la resiliencia y la lucha por la supervivencia, añade una dimensión trágica pero inspiradora a su legado. A pesar de las dificultades, Melià Bernabeu nunca dejó de ser un hombre de teatro, utilizando su arte para reflejar y cuestionar la realidad social.

Hoy, su obra sigue siendo relevante y estudiada, no solo como un testimonio de su tiempo, sino también como una fuente de inspiración para las nuevas generaciones de dramaturgos y artistas. Su legado perdura, recordándonos la importancia del teatro como una herramienta para la reflexión, la crítica y el cambio social.