Alfredo Sendín Galiana
Alfredo Sendín Galiana: Un Maestro del Teatro y la Poesía Valenciana
Alfred Sendín Galiana, nacido en Xàtiva el 3 de octubre de 1903 y fallecido en Madrid el 18 de enero de 1985, es una figura destacada en el panorama cultural valenciano y español. Su vida y obra reflejan una dedicación profunda a la poesía y al teatro, marcando un legado significativo en la literatura y la cultura de su tiempo. Hijo de Severiano Sendín Usabiaga, teniente de carabineros, y de una madre cativina, Sendín vivió una vida marcada por el arte y la creación literaria, dejando tras de sí un vasto repertorio de obras que aún hoy resuenan con fuerza.
Primeros Años y Formación
Nacido en una familia con raíces militares, la vida de Alfred Sendín estuvo influenciada por el traslado de su familia a Valencia en 1911 debido a la enfermedad de su padre. Esta mudanza marcó el inicio de su arraigo en la ciudad, especialmente en la zona cercana al Mercado de Colón, una ubicación que tuvo un impacto significativo en su vida y obra. A pesar de haber nacido en Xàtiva, muchos lo consideraban valenciano de nacimiento debido a su estrecha conexión con la ciudad.
Desde joven, Sendín mostró un talento notable para la poesía. A los 16 años, obtuvo un accésit en los Juegos Florales de Lo Rat Penat de 1919, un logro temprano que presagiaba su futura carrera literaria. Este reconocimiento le abrió puertas y le permitió establecerse como una figura prominente en el ámbito cultural valenciano.
Experiencia Militar y Primeros Éxitos Literarios
En septiembre de 1921, Alfred Sendín fue destinado como cabo del Regimiento de Mallorca número 13 en la guerra del Rif. Esta experiencia militar no solo marcó su vida personal, sino que también influyó en su obra literaria. Durante este tiempo, Sendín actuó como corresponsal para el diario Las Provincias, donde dejó constancia de sus vivencias a través de poemas y prosas. Esta etapa de su vida demostró su capacidad para capturar la esencia de sus experiencias y plasmarlas en palabras, un talento que continuaría desarrollando a lo largo de su carrera.
Tras regresar a Valencia en mayo de 1922, Sendín se dedicó plenamente a la escritura. Su talento fue rápidamente reconocido, y en los Juegos Florales de Godella obtuvo otro accésit en la categoría de poesía religiosa. Continuó colaborando con Las Provincias y otros medios, publicando poemas en castellano y valenciano en el Almanaque entre 1924 y 1930.
Carrera como Funcionario y Dramaturgo
En 1925, Alfred Sendín se presentó a los exámenes de auxiliares de Hacienda, convirtiéndose en funcionario. Su carrera en el ámbito administrativo no frenó su creatividad literaria. En abril de 1926, debutó como autor teatral con el sainete Tonica la del lunar, estrenado en el Salón Novedades de Valencia. La obra fue un éxito rotundo, destacada por la prensa como la mejor comedia de la temporada. Este fue solo el comienzo de una prolífica carrera en el teatro.
Durante los años siguientes, Sendín escribió una variedad de obras teatrales, desde comedias y zarzuelas hasta poemas dramáticos. Entre sus producciones más notables se encuentran La sombra del mal (1926), En tu reja… (1926), Amorosida (1927), La enchufeta (1927), Las últimas golondrinas (1927), y muchas más. Su capacidad para retratar costumbres y tipos valencianos, así como su talento humorístico, le ganaron un lugar destacado en la escena teatral valenciana.
Reconocimientos y Colaboraciones
La prensa de la época reconoció a Sendín como uno de los autores con mayor formación poética y capacidad para aportar belleza y pasión a la escena valenciana. En 1927, Lo Rat Penat le rindió un homenaje, reconociendo su valía y contribución a la cultura valenciana. Colaboró con otros destacados autores y compositores, incluyendo a su maestro teatral, Estanislau Alberola, y a Enric Beltran Royo. Estas colaboraciones enriquecieron su obra, fusionando diferentes estilos y talentos para crear producciones teatrales memorables.
El período de los años 20 y 30 fue una época de renacimiento para el género del sainete valenciano. La expansión económica durante la dictadura de Primo de Rivera y la competencia con el cine como espectáculo de masas impulsaron la producción teatral. Las comedias se convirtieron en el género predominante, y Sendín, junto con otros comediógrafos, se dedicó intensamente a cultivar este género, contribuyendo a su mayor expansión en la historia del teatro valenciano.
Obras en la Segunda República y Guerra Civil
Durante la Segunda República, Sendín continuó explorando temas sociales y políticos en sus obras. Producciones como Nueva aurora, Canto en la República, Fernando Valera, y Blasco Ibáñez no ha muerto reflejan su compromiso con la época y su capacidad para capturar el espíritu de cambio y progreso.
En plena Guerra Civil, escribió con Enric Beltran Royo la obra La gata y el che (1937) y otras piezas estrenadas en 1938 como ¡Qué más da! y La reina de «La Colmena». Estas comedias, aunque no comprometidas al servicio de ninguna causa de bando, utilizan la guerra como telón de fondo, permitiendo que los personajes experimenten transformaciones significativas. La ambición y el protagonismo femenino en estas obras destacan por su progresismo y profundidad.
Postguerra y Últimos Años
En 1945, Alfred Sendín se trasladó a Madrid, donde trabajó hasta su jubilación en 1966. Durante su estancia en la capital, participó activamente en las tertulias del Bar Chicote y del Bufet Italiano, círculos que reunían a intelectuales y artistas valencianos. Su libro Radiografías poéticas de la Peña Teatral Chicote (1971) documenta esta vibrante vida cultural y sus interacciones con otros creadores.
En los años de posguerra, Sendín compuso principalmente en castellano, escribiendo letras de canciones y comedias musicales como Ámbar y espuma (1942), Una doctora moderna (1948), Feria de Sevilla (1951), y La alegre farándula (1954). Sin embargo, retomó la escritura en valenciano con obras como Crucigrama familiar (1946), ¡Adiós, vida mía! (1948), y Todo por un piso (1950).
Legado y Reconocimiento
A pesar de su prolífica carrera y contribuciones significativas, Alfred Sendín Galiana es una figura que ha quedado parcialmente en el olvido. Su vasto repertorio de obras, tanto en poesía como en teatro, merece un reconocimiento mayor por su impacto en la cultura valenciana y española. Las investigaciones de estudiosos del teatro y las fallas han empezado a redescubrir y valorar su obra, destacando su capacidad para capturar la esencia de la vida valenciana y su habilidad para fusionar humor y crítica social.
Sendín tiene una calle dedicada en Daganzo de Arriba, Madrid, un pequeño pero significativo homenaje a su legado. Su vida y obra siguen siendo un testimonio de la riqueza cultural y literaria de su tiempo, y su historia inspira a nuevos escritores y artistas a valorar y preservar las tradiciones mientras exploran nuevas formas de expresión.
Conclusión
Alfred Sendín Galiana fue un poeta y dramaturgo que dejó una huella indeleble en la cultura valenciana y española. Su obra, caracterizada por la autenticidad y la pasión, refleja la vida y las costumbres de su época, ofreciendo una ventana al pasado a través de la cual podemos entender mejor nuestra propia cultura. Su dedicación al arte y la literatura, a pesar de las adversidades y los cambios históricos, es un ejemplo de la perseverancia y el talento que definen a los grandes creadores.
Su legado merece ser redescubierto y celebrado, no solo por su valor histórico y cultural, sino también por su capacidad de inspirar y enriquecer nuestras vidas con su belleza y profundidad. Alfred Sendín Galiana sigue siendo una figura emblemática cuyo trabajo continúa resonando en el corazón de aquellos que aprecian la riqueza de la cultura valenciana y la magia del teatro y la poesía.